Caminando presto por las calles
que siento tan mías y creo tuyas
mas mi corazón se encrudece
al verme sólo con tus huellas.
Sabiendo mi suerte, de muerte,
entumecido del frío anochecido
no esperado en tanto desatino
que se me planta vivo y fuerte.
Locura, la del loco sin remedio
me lleva hacia la nada siempre;
te silba y habla en los recuerdos
que se borran y nunca repiten.
Una estrofa a estas horas
es como un débil latido
de alguien que creía muerto
de algo que me regía otrora.
Y aquí estoy, camino por las calles
que conozco por ser memoria
sólo un garabato desdibujado
entre desconocidos y aquelarres.
Tropiezo ya al darme cuenta
que el recorrido es alquilado
y sólo estoy siguiendo huellas
de aquel que caminó a tu lado.
Y yo errante, vago trastornado
tal vez pude estar acompañado
si hubiese intentado ir a la par
en vez de sólo apreciar tu andar
como un jinete joven sin estribos
de algún potrillo terco y resentido
y vos de sangre caliente, amazona
dulce como el beso de la aurora
que jamás de nuevo ha de brillar
en mi camino gris y despiadado
donde muy pronto han de estallar
mis pies sobre el seco empedrado.
Una ruta con el fin impaciente
sabiendo que mi único legado
es el haberte buscado sin suerte
por este camino sin fin y tan mío
que al desearme tuyo te pertenece.
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