domingo, 24 de noviembre de 2013

Oda ante la huída

Tómate un tiempo querida
escucha mi lastimera propuesta
Niégalo y tu último regalo sería
dejarme un vacío sin respuestas

Dime qué siente tu pecho
que a tus pies impulsan huír
Dime si mal te he hecho
Perdóname, no sé sonreír

De ser la mente una balanza
donde amor y patria se midan
con hondo dolor aceptaría
de liviano, la batalla perdida

No respiraré hasta que suspires
Lloraré si piantas un lagrimón
libre te dejaré al decir que eres mía
Siempre el poeta eclipsa al actor

Quisiera ser imán y no ancla
El perfume y no el color
Quisiera sólo mezclar dos tierras
y formar un nido para los dos

Arráncame del pecho lo tuyo
Tómalo mientras aún pueda latir
Llévate mis ojos, te lo pido
¡Oh!, no me obligues a verte partir

Ante la herida abierta
me tratas cual sal lanzada
Abre tu corazón amada
he venido a ser la venda

Y es que en ti mi hogar fundé
Encendiste en mí una antorcha
Lejos, en tierras de Aquelarre
Tinieblas, sombras y escarcha

Mido mis palabras cauteloso
o podrías con mi aliento volar
Repliega tus alas te lo ruego
Gorgojea conmigo un rato más

Los vientos soplan muy fuerte
Puedes anidar en mis brazos
Las dudas pueblan tu mente
Mírame, no les hagas caso

Si amarte fue sólo un pecado
y mi condena, tu vil escape
En cárcel de carne enjaulado,
Nostalgia, no-olvido y muerte.

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