viernes, 22 de febrero de 2013

El Poeta y La Muerte


El joven poeta se sienta
en su escritorio cansado
Toma su pluma y la tinta
Acerca un papel gastado

Mas por más que piensa
inspiración le hace falta
Su cansancio lo molesta
Su mente en blanco lo mata

Por un momento duda y mira
sobre su hombro un cajón cerrado
donde La Muerte ha sido capturada
Un ataúd viejo y demacrado

Tiembla aún el joven poeta
no se cree capaz del acto
por más beneficioso que sea
no cree poder llevarlo a cabo

¿Quién tendría el valor de hacerlo?
Liberar a aquellos demonios
y dejar que a uno hagan daño
maldecido por infortunios

Con una palidez fantasmal
el joven se levanta y acerca
al ataúd que contiene el Mal
que contiene las tinieblas

Al fin se decide y lo abre
corre asustado a su asiento
un sudor frío le recorre
se congela su aliento

Del ataúd fluye un sinfín
 de insectos, víboras y ratas
Entre el humo que brota gris
La Muerte, su hoz y mortaja

La Muerte toma y guía la diestra
Dejando donde se posa, llagas
narra al oído del pobre poeta
la muerte y tortura de su amada

La Muerte ríe frenéticamente
el placer de la locura saborea
la zurda apoya sobre la frente
Los pensamientos envenena

Atormentado se arrepiente
mil agujas lo lastiman
es la lengua de La Muerte
llena su cuerpo de espinas

¡Oh, cuánto dolor en este relato!
Lloran sus ojos sangre putrefacta
con ellas se llena el tintero
moja la pluma, fluyen palabras

Jack el Cazaserpientes

¡Huyan bestias a sus cuevas!
Allí viene el exterminador
con su machete y sus botas
su rostro oculto en velos
su asco en respiros denota

Es un hombre (Si lo es)
salvajemente bien educado
sus prendas de guerra de seda
Blasfema, mas es cristiano
Ama, pero jamás lo demuestra

Ha eliminado cada serpiente
que en su camino se ha cruzado
Los nobles alaban sus proezas
Unos criados lloran las matanzas
A las serpientes le tienen agrado

Proclamó al cielo una petición
al ver a la insurgente serpiente
más grandiosa que le hacía frente
Pidió de un sólo tajo decapitarla
pidió tener el honor de acabarla

El Todopoderoso indignado
alentó a la bestia al combate
La bendijo y dio protección
Ahora ya no podría perder
Para ella poseía una misión

La bestia tan bien alentada
con sus colmillos velozmente atacó
El exterminador no pudo frenarla
Herido de muerte al suelo cayó
Perdió la batalla, mas no la guerra

Otros lucharán como antes él
las serpientes al fin festejan
Su máximo enemigo otros velan
Quitaron el velo que cubría su rostro
No era un hombre, sólo otro monstruo

martes, 19 de febrero de 2013

La Ciudadela Perdida


Acérquense musas del pasado
invádanme de su sabiduría
cual la concedida a Homero
para escribir tal Travesía

Acudan a mi llamado, les imploro
mi alma arde por un nuevo poema
Mas me es escasa la información
para describir la Perdida Ciudadela

Mis plegarias no son inservibles
Acuden imágenes borrosas
Las olas chocando apacibles
burbujeantes en la costa

Edificios de gran altura rodean
Una plaza verde, descomunal
Frondoso valle a las afueras
Todo rodeado por el mar

Hombres en elegantes trajes
Mujeres envueltas en fina seda
Pasean por las calles los sabios
juegan los niños en las veredas

En templos plegarias y alabanzas
Hacia aquellos que los protegen
Desequilibrada la balanza
Pocos son los que agradecen

Puedo ver cómo la historia avanza
los dioses celosos, llenos de ira
desataron sin piedad su venganza
Un diluvio creció sobre la isla

El viento con fuerza soplaba
En sus casas se escondía la gente
de raiz los árboles arrancaba
el frío soplido de La Muerte

Las olas golpeaban la costa
los navíos, frágiles, se hundían
al chocar con imponentes rocas
Curioso es, antes no existían

El cielo de gris se teñía
el final ya estaba cerca
los niños ya no reían
Los envolvía una tiniebla

Los sabios en Congreso reunidos
Ante estos signos reflexionaron
"Es la ira de los dioses" dijeron
"es el fruto de nuestros pecados"

¡Cuán testarudo puede ser el hombre!
No quiso escuchar la advertencia
Creyó que todo aquello pasaría
Negó de sus dioses la penitencia

Esto aún más los enfureció
la advertencia había sido ignorada
El mar de rojo sangre se tiñó
Tomó la costa, más allá azotaba

Inútil de la gente el esfuerzo
de ocultarse en sus hogares
Las olas arrasaban a su paso
Edificios a centenares

En tanta confusión reinante
un carro bajó del cielo
en la Plaza Principal frenó
tres dioses descendieron

Uno de ellos era sombrío
oscureciendo al caminar
El suelo se volvía frío
Hades quemaba al pisar

El segundo bajó imponente
viendo sus dominios avergonzado
Asió con más fuerza su tridente
Poseidón ya no era respetado

Por último descendió Aquel
que derrotó a Cronos con sus manos
En su mano, un fulminante Rayo
Zeus se paró junto a sus hermanos

Los atlantes se postraron a sus pies
Rogando poder ser perdonados
mas para ellos ya tarde era
el Juicio Final había comenzado

"¡Mortales insensatos!" Dijeron
"nuestra indulgencia se ha acabado
Ahora pagarán un alto precio:
sus vidas por tanto pecado"

Y así los tres Hermanos partieron
dejando a los mortales desolados
el agua comenzó a ascender
rápidamente fueron tapados

¡Musas!, ¿Qué ha sido de ellos?
el mar en una noche los ha devorado
mas Poseidón de algunos se apiadó
bajo el agua continúan respirando

Y es así como la Gran Atlántida
bajo el agua ha quedado sepultada
silenciosa, oculta y sumida
bajo sentencia mortal anunciada

Brilla


Brilla en tu larga ausencia
una constelación amarga
de lamentos e impaciencia
de suspiros una ráfaga


Brilla en mi oscuro horizonte
dos astros juntos, inseparables
con tu parpadear titilante
dos ojos tan inolvidables


Lo admito, soy egoísta
por querer que abandones
lo que tu corazón te insta
Esclavo de mis emociones


Brillan por ti las estrellas
esforzándose con esmero
Quieren volver a ser ellas
de la belleza el centro


Y es que quién podría
no mirarte cuando pasas
Cual pasar junto a sirenas
y no enloquecer cuando cantan


Cuántas veces he repetido
Como autómata el ritual
de darme vuelta en esa esquina
y ver si me vienes a buscar


No te alejes más, te lo ruego
Con cada metro me desalmas
Miro al horizonte, el consuelo
de sentir que lejos me llamas


Brillan en mi mente recuerdos
Melancolía de que ya no ocurrirán
Encuentros casuales, buscados
fotos guardadas en el diván


Brilla en mis ojos alegría
Aflora en mi boca un verso
Soplo que renueva la vida
ya estás cerca, lo siento