jueves, 17 de octubre de 2013

Cara de la Cruz

Ésta es la cruz que mi pecho carga
Bañada en el sudor de mi trabajo
Con lágrimas de sacrificio rociada
Y el calor que mi voz le ha dotado

Éste es el escudo de mi sangre
Inútil, quizás, contra espadas
Mas lo que protege no es mi carne
Sino lo intocable llevado dentro

Ésta es la luz que en noche me guía
Noches en que el sol brilla siniestro
Brota de mis venas luz abrasiva
Brota el camino en sentimiento

He aquí la extensión de mi pecho
La astilla del árbol de la vida
El terror de la Bestia al acecho
Susurro cálido, voz Divina

Unión de los hermanos inmortales
que saben la poca arena en su reloj
Unión de los fuertes y pequeños
de los reyes en piel de sirvientes

Manos suaves nunca la cargaron
Mas bien sé de muchos que viles
con guantes de seda aterciopelados
con labios amarillos la besaron

Creadas con el oro fundido
del águila y su sangre derrotada
no ha traído más que dolor
a su humilde, astillada hermana

El juzgado se volvió juez
y su sangre con creces cobrada
ha corrompido, triste revés
El Libro se ha vuelto espada

Ha de esperarle un castigo
a los reyes de alma vendida
ya Dante lo ha presenciado
con Virgilio, poeta y guía

No necesito suaves mis manos
Siempre he usado calzado ligero
Nací libre con alma de viajero
Nací siendo un siervo artesano

Mientras tenga la mente fresca
y una garganta cantora
mis pies solos sobre la senda
irán dichosos hasta mi hora

Ésta es mi base de piedra
mi cielo y cable a tierra
No han de flaquear mi ideal
No han de tocar mi alma